DF Lab Opinión / Encuesta de I+D: Reflexiones sobre Desarrollo Productivo
"El crecimiento y el desarrollo de los países dependerá de la habilidad que tengan para integrar el conocimiento tecnológico en sus sectores productivos".
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Hace algunos días el Ministerio de Ciencias publicó el resultado de la Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en Investigación y Desarrollo (I+D) 2022. El resultado muestra buenas noticias en relación con el aumento del gasto total en I+D subiendo de 0,36 a 0,39% del PIB (MM$ 1.031.448), y también en el incremento que ha tenido el sector privado en este aporte, ejecutando un 42% del I+D local y entregando un 39,8% del financiamiento Estos avances y principalmente el mayor involucramiento de las empresas en innovación son esperanzadores, pero desafortunadamente no determinantes para evaluar la situación del país en materia de innovación y desarrollo.
Al observar las cifras del índice Global de Innovación en el mismo período (2022), se muestran escasos avances en los resultados positivos. Igualmente, el índice de complejidad económica, que mide la cantidad de conocimientos productivos presentes en una economía a partir de los datos del comercio internacional, Chile ha estado prácticamente estancado y con una tendencia a la baja en los últimos 30 años.
Tal y como señalan diversos autores a nivel internacional (Romer, Haussman, Mokyr, Dahlman y Westfal, entre muchos otros), así como también la experiencia de países que han generado nuevos sectores productivos en sus economías, la complejidad y diversificación productiva requieren de la integración de capacidades avanzadas o maestría tecnológica al contexto local. Es decir, el crecimiento y el desarrollo de los países dependerá de la habilidad que tengan para integrar el conocimiento tecnológico en sus sectores productivos, una oportunidad que en Chile se da con una potencial industria de energías renovables.
Para ello, se requiere tener estrategias de absorción de capacidades de largo plazo, ya que la maestría tecnológica toma tiempo y tiene fases de aprendizaje prolongadas.
Otro factor crucial en la implementación de estrategias de innovación exitosas es que deben ser dirigidas y controladas por actores nacionales, como es el caso del modelo DARPA implementado por Corea, China, Singapur, Brasil y Estados Unidos. Aquí, las agencias gubernamentales juegan un rol primordial en el cumplimiento de objetivos planteados, por medio de acciones clave como la articulación y el apoyo en los procesos de transferencia tecnológica, la identificación de socios estratégicos en el sector tecnológico de interés, la negociación de acuerdos de propiedad intelectual sobre lo codesarrollado, de los resultados futuros, evaluaciones técnicas y de mercado y de vinculación con las compras públicas, entre otros.
Chile ha tenido valiosas experiencias en programas como los consorcios tecnológicos para la innovación, cuyo modelo ha propiciado el trabajo ciencia-empresa de manera eficaz, y que podría replicarse para generar alianzas lideradas por actores locales con empresas internacionales de largo plazo con el objetivo de integrar y desarrollar nuevas capacidades. Mas recientemente se han implementado los proyectos de desafíos públicos, que incorporan la innovación a las compras públicas, lo cual podría ampliarse para resolver diversas problemáticas del país.
En definitiva, acelerar el desarrollo de capacidades tecnológicas locales depende no sólo del aumento del gasto en I+D público o privado, sino también de la magnitud, el modelo de integración y la permanencia que tengan estos programas. Para lograrlo será clave observar la implementación en experiencias comparadas y también replicar iniciativas propias adecuadas a nuestros contextos, para finalmente generar el impacto que necesitamos para transformar nuestra economía en los próximos años y conseguir el tan anhelado desarrollo productivo.